Volar, marchar, desaparecer.

Y pienso, que en estos momentos me iría al sitio más perdido del planeta. Que lo que quiero ahora, es irme lo más lejos posible, irme y no pensar, irme y poder echar de menos a todos y cada uno, sin excepción, ninguna. Que lo que quiero es volar hasta el horizonte que separa el cielo del mar y una vez allí, marcharme a la nube más morada de un atardecer. Sólo quiero sonreír por nada, sólo quiero que la ola que surge del último suspiro de un segundo, me transporte mecida hasta el siguiente.

Te echo de menos

Te echo de menos
y que hago aqui
sin ti, no puedo

Y creo que no te das cuenta de que te echo de menos mil veces al día. Que te echo de menos cuando no te veo en mucho tiempo a lo largo de una misma mañana, cuando no me dedicas una plateada sonrisa y cuando no me cuentas aquello que te preocupa. Te echo de menos cuando, en lugar de hablar conmigo, marcas cualquier ‘nueveseis’ y hablas durante horas, te echo de menos incluso cuando te tengo al lado y pienso que no dentro de mucho estaremos a bastantes kilómetros de distancia. Pero sobretodo te echo de menos porque sé que tú te darás cuenta y sólo me echarás de menos cuando ya me haya ido.

Hoy...

Y hoy estoy aquí, sentada frente a la inmensidad del mar, pensando en lo que pudo ser y no fue, sintiendo que podría haber tomado tu mano y sentirla sobre la mía durante el resto de la eternidad. Hoy, todavía pienso en ti, y cada acorde de aquella débil canción me recuerda a ti, a tu sonrisa, a la sonrisa que me provocabas sin que me diese cuenta al pensar en ti. Hoy, todavía recuerdo tus caricias, esas que tanto se parecen a la leve brisa del mar que se levanta en los atardeceres de verano, provocado los mismos escalofríos que siempre me provocaron tus besos en el hueco de mi garganta. Hoy, sentí que siempre te quise. Hoy, comprendí que aunque no estés, aunque estés lejos, te llevo conmigo, ya que tu recuerdo está fotografiado en lo más profundo de mi ser.

Carpe diem, carpe horam

Lo pasado ha huido,

lo que esperas está ausente,

pero el presente es tuyo.

Proverbio árabe

 

No me gusta pensar en cómo será el final de aquello que vivo, ni como comenzará lo que viene después ni si quiera de aquello que vemos obvio, me gusta vivir el presente, pues viviendo el presente vas construyendo el futuro que llega.

 

Ni un poco puedo.

"Te odio porque a todas horas pienso en ti y tú ni siquiera me recuerdas. Te odio porque no puedo olvidarte y tú no demuestras amarme. Te odio porque mi alma se ha quedado vacía de tanto amarte. Te odio porque te miro y aún me sonrojo. Te odio porque vive en mí un deseo que tú no sientes. Te odio porque todo mi amor es sólo indiferencia para ti. Te odio porque ni una lágrima te mereces y por ti las he llorado todas. Te odio porque mi locura por ti se queda en amargura. Te odio porque para mi fuiste todo y para ti yo no fui nada. Te odio sobre todo porque, aunque lo desearía, ni odiarte un poco puedo."

Diez razones para odiarte

Tardes de verano

Finalmente y después de varios minutos de indecisión, a las 21.38 decide coger el teléfono, marcar esos nueve dígitos que durante tantísimo tiempo se ha sabido de memoria y comprobar algo, pues a él siempre se le olvida y hoy no iba a ser menos.

- ¿Sí?

- No fuiste a la playa esta tarde.

- ¿Y cómo lo sabes?
- No lo sé, lo intuyo.
- Pues te estuve esperando.
- ¿Y cómo sé que no mientes?
- Si hubieses venido lo sabrías. ¿Sabes?, es pesado esperar...
- Ya claro, y lo dices tú, no sabes nada.
- Sí sé algo, sé que te quiero, hoy y siempre.

Y él cuelga, algo que a ella siempre le había molestado, pero hoy, en lugar de fruncir el ceño, su cara se ilumina con una bonita sonrisa que no puede borrar.